martes, 23 de diciembre de 2008

¿Te gustaría tener el encuentro más importante de tu vida?

¿Has dejado pasar una gran posibilidad que luego tuviste que lamentar? Todos sabemos que la vida está llena de grandes oportunidades, como por ejemplo, una entrevista de trabajo, un negocio o encontrarse con aquella persona que más tarde terminará siendo tu cónyuge. Pero todos también sabemos que muchas de ellas se presentan tan solamente una vez. La mejor oportunidad que alguien pueda tener, el mejor encuentro que puedas esperar es conocer a Aquel que te dio la vida y que desea renovarte por completo: JESUCRISTO.

En la Biblia, en el libro de Jeremías, leemos lo siguiente:

“Y me buscaréis y me hallaréis porque me buscaréis de todo corazón”
(Jeremías 29:13)

Sin importar cuán lejos nos hallamos apartado de Dios, debemos hacer un alto en el camino y tomar la decisión de encontrarnos nuevamente con Él. Al igual que en la parábola del hijo pródigo, quién tomó la decisión de regresar a la casa de su padre en busca de una segunda oportunidad, hoy tú puedes hacer lo mismo, al esforzarte por tener un encuentro con tu Padre Dios.

En el folleto que recibiste te preguntábamos si te gustaría tener el mejor encuentro de tu vida y sabíamos que en el fondo de tu corazón lo anhelabas. Porque encontrarnos con Jesús es la experiencia más gloriosa que pueda alcanzar una persona. Y no se trata de comprender intelectualmente que existe un Dios que te ama y desea verte bien. Se trata de sentir su presencia en tu vida, sentir que Él camina contigo a cada paso que das y puede guiarte en tus decisiones.

Cuando tienes un encuentro con Dios tu vida es transformada por completo y tu corazón es renovado, desaparece la tristeza y la amargura y se esfuman el dolor y la depresión porque su amor y su Espíritu Santo te sostienen y te animan a cada paso.

Cuando nosotros conocimos a Jesús de manera personal nuestras vidas cambiaron. Dejamos de ver y pensar las cosas a nuestra forma para entender y ver de la forma que Dios lo había dispuesto todo para que fuéramos felices. Comprendimos el plan de Dios para nosotros y hoy podemos decirte que no estamos arrepentidos de haberle hallado.

Es por eso que en estas Fiestas, donde mucha gente se reúne solo por rutina, otros porque la tradición así lo dispone o tan solo para cumplir con la familia, te preponemos que dispongas tu corazón para encontrarte con Jesús. Y así como te prepararías vistiendo tus mejores ropas y arreglándote de la mejor manera si supieras que tendrías un encuentro importante ese día, te invitamos a que vistas tu corazón con el amor, el gozo y la paz que sólo Dios puede ofrecerte, porque Él mismo quiere visitarte en esta ocasión.

Si deseas recibirle y abrirle las puertas de tu corazón, tan sólo busca un lugar donde puedas estar a solas y repite esta oración en voz alta (recuerda que se lo estás diciendo a Dios):

“Querido Padre Dios, reconozco que no he vivido la vida que tú deseas que yo viva. Reconozco que he desobedecido tus mandamientos y he hecho cosas que a ti no te agradan. Reconozco Señor que soy pecador(a) y por eso hoy vengo a tu presencia buscando tu perdón. Quiero que me perdones todas mis faltas y renueves mi vida y mi corazón. Quiero Señor Jesucristo que hoy entres a mi corazón y borres todos mis pecados. Creo que moriste en la cruz del calvario para salvarme y que esa cruz estaba preparada para mí. Por eso, te pido que hoy renueves mi vida y me enseñes a vivir de acuerdo a tus leyes y estatutos. Hoy declaro que soy tu hijo(a) y que tu amor y tu perdón me alcanzan y me hacen nuevo(a). Gracias Dios por tu perdón en mi vida y precioso Espíritu Santo, ven a vivir en mí. Hago esta oración en el nombre del Señor Jesucristo, amén.”


¡Felicitaciones! Si hiciste esta oración, créenos que has pasado de muerte a vida y nos encantaría poder ayudarte y guiarte en estos primeros pasos que comienzas a dar.  Escríbenos, estamos para servirte: tuencuentrocondios@gmail.com


Te deseamos una muy Feliz Navidad y un precioso Año Nuevo y que la luz del mundo que es Jesucristo pueda habitar en tu corazón.